lunes, 7 de noviembre de 2011

Versos del Vacio - La sombra de otros restos



El sol los ha matado, y sin electricidad ya nadie vuelve.
En esta ciudad la fantasía sufre de anorexia.
Ahora la irrealidad nos inventa para que sus miedos sobrevivan.
Ignorantes aburridos, ahonganse con sus baratas mentes.



El aborrecido, el dulce, el mundo.
La real fantasía, lo que nunca veré, el susto.
El error de mi palabra, los ojos, el muro.
La eterna pérdida, el cielo, el humo.
El grito, el anhelo, el insulto.



Amigo mío, admitamos la derrota.
Admitamos la muerte de nuestras notas.
No es un canto oscuro, no es un canto perfecto.
Estoy cansado de lo inútil de nuestros intentos.

No hay público para mis quejas.
No hay público para tu excentricidad.
Hoy la musa nos deja
para irse lejos con otro mortal.



Rápidos van, y rápidos mueren.
Somos afortunados, porque no nos importa lo que sucede.
El grito anuncia la muerte.
Mi sueño despierta la euforia de los accidentes.




¿Cuál es el drama en el cual me obligas a entrar?
¿Qué mando puedes tomar si lo increíble no esta de tu parte?
Pronto la vigilia me brindara lo que necesito.
Y extenuado tendré la elocuencia para eludir lo improfanable.


Derruido están los hechos que conducen el letargo de esta mezquina muchedumbre. Que fraude es el lapso que obtengo para recrear o evocar el fin de esta narcosis taciturna.
Furtivo es la dócil tentación que nace en el crepúsculo. La traición se difunde, como célere combustible se enciende. Soy partidario de una sensatez que desbarata la vergüenza.



Esta patria no debería tener himno.
Todos quieren pretender que son buenos.
El ser colombiano, es ser maldito.
A cada hipócrita de aquí deberían tirarlos al fuego.


Olvidar todo es lo que nos hace una patria.




Haz algo que ningún hombre pueda hacer.
Haz lo que cualquier dios pueda hacer.
Sé algo que la existencia no quiera.




Como Dios soy asesino, como Dios juego y mando.
Como Dios confundo, como Dios me oculto y todos me ven.
Si somos a tu semejanza, quién te sigue puede seguirme a mí.
Quien ha sido feliz con él ha sido engañado.
Yo también puedo engañar.




Mato al cristiano, mato al musulmán.
Mato aquel que pueda amar.
Mato al ateo, mato a cualquier adorador.
Mato aquel que entretiene con el dolor.
Mato al que esta libre, mato al esclavo.
Matare a cualquiera que este a mi lado.




Solo esperemos que el injusto muera hoy.
Para que el aliento de la lluvia nos de nuevos recuerdos.




Hija de la patria celestial. Ojos del fuego del mundo. Has nacido frente a mis ojos como la niña de los excesos del universo. Llévanos a donde la galaxia pervierte al inocente. Sé que si te sirvo, tú me servirás. Seré una buena sombra. Algún día seré lo remoto, lo especialmente bello, lo extremo, lo sagradamente depravado, lo radicalmente emotivo, la salvaje transmutación.



Somos mejores al obrar de forma injusta.
Voy a contagiarte con una indeseable caridad.
No niegues tu sagrado derecho a pecar.
Abogamos para tener un mejor infierno.



Se alinea la urgente manifestación de los sueños,
con el insistente anhelo de martirizar e incendiar a los necios.



Las eternas cuerdas vibran a través de las capas de esta carne.
Nuestro dios emana de la electricidad para servirnos.



Tengo un compromiso con la falta de sentido común.
Tengo perjuicios con lo políticamente correcto.
No sigo las reglas ciegamente como las sigues tú.
Y pongo todo en duda, aun mas lo cierto.



“Con mucha precaución merodeo
alrededor de lo profundo, le sonsaco
algunos vértigos y me escabullo
como un estafador de abismos”.

E.M. Cioran.



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