jueves, 10 de noviembre de 2011

Líneas de Diciembre


I.

No estoy de acuerdo con tantas aburridas apariencias.
Me abandonan en la paradoja, en la mitad de las decisiones.
Tengo que interrumpir el movimiento de estas conciencias.
La placidez me discrimina, y solo puedo repartir maldiciones.


II.

Espero lo definitivo, el derrumbe, la última advertencia.
Lo que se quiso no volverá, ya no tengo nada que esperar.
Esta es la última vez que estaré en tu presencia.
Es la última vez en que te podre decepcionar.


(II).

Ahora que soy creador siento que pierdo el tiempo.
No hay audiencia para una dulce nueva entropía
Ahora que ven lo que hago siento que pierdo lo que tengo.
Estas no son mis calles, este no es el ritmo que me anima.


III.

Hijo, únete a esta revolución. Te guardare un sitio en la historia.
Busca valor en tus ideales, y ven a derrocar a la decadencia.
Hijo, levántate, aprecia este momento de dulce gloria.
Ahora la justicia servirá a los que buscamos la decencia.

No culpes nuestra abrupta participación.
No señales nuestras falencias
De otros es la ineptitud.
Y es mucho calmar tantas dolencias.

Hijo, no te pierdas mas de esto.
Vamos por el camino correcto.
Nuestra independencia aun no ha muerto.
Aun si nos ves por las calles corriendo.

Las piedras son para los que no entienden.
El desorden es para confundirlos.
Su fascismo no será para siempre.
Esto lo hacemos por el futuro de los niños.

Hijo, solo te digo que proclames la verdad por los siguientes siglos.



IV.

Cada humano se pierde tratando de encontrarse.



V.

Conectarse a alguien de cara a cara es lo que importa.
Ver la decadencia en persona sin discriminar es lo que importa.
Debería estar más cansado por cuidar todo lo que tengo.
Y todos estamos de acuerdo que tomar alcohol nos hace eternos.



VI. 

Dejé de respirar sonidos,
para dedicarme a perderme en suspiros.
No sé donde estuve, no sé lo que dije.
La obsesión es la única que persiste.

Viajan los sueños de las niñas dañadas.
Estar con alguien es arriesgar la calma.
¿Cómo puedo despertar sin preocuparme tanto?
Creo que conoceré los verdaderos espantos.



X.

Inconvenientes, quejas desechables.
Lo incesantemente musical, lo amable.
Retrogradas, desperdicio de aire.
Lo único, lo distante, lo irremplazable.

Suenas de otro mundo, suenas a tornados.
No escapes todavía no conoces lo sagrado.
Deja la ansiedad por lo que no conoces.
No balbucees, no te paralices, no te desmorones.

A través de lo disfuncional te comunicas
Dejaste de ser habitable, sos sucias partículas.



XIII.



Monumento de vagos y vendedores,
de desesperación y otros fulgores,
de bondades que muchos desconocen,
de sentimientos ingenuos y acosadores.

Es la mejor calle para estar borracho,
para estar loco y divagando,
para estar desesperado por aspirar algo,
para conocer personas con el mismo semblante raro.

Oh sí, no olvidemos la cultura y el arte
de aquellos que ya son grandes.
No olvidemos aquellas pequeñas tiendas y restaurantes.
No olvidemos al fotógrafo, al de la llama,
al vendedor de cigarros y más aun… al dibujante.



XIV.

Pon tus ojos sobre mí, admira el espectáculo que te brindo.
Escucha las palabras que te doy antes que desaparezcan.
Pon atención, con ellas se encienden las ideas y el sonido.
Por lo menos te veo contenta, fumando y tomando cerveza.
¡Salud!

¿Subirás esta vez para saludarme o te irás con tus amigas a drogarte?
Aun puedes verme cuando quieras, aun si lo que quieres es matarme.
Veo que seguirás tu rumbo, no tienes que felicitarme, no hay problema.
Creo que es mejor así, aun puedo sentir que me enfermas.



XV.

A qué viene el cansancio, a que viene la preocupación.
¿Sera porque juego con el vacío o porque abandoné la razón?
Quedarme quieto no es una opción, hacer algo no es una opción.
No puedo quejarme, aun puedo reírme, hablar y crear una canción.

Adelgaza mi cuerpo, adelgaza mi alma.
Adelgaza mi padre, adelgaza las ganas.
Se engorda el abandono, se engorda la estafa.
Se engorda cada desastre aplastando la esperanza.



XVI.

El balance no funciona.
El instinto no funciona.
Y todo menos funciona
ahora que amarte es una droga.



XVII.

En pequeñas dosis la decepción puede ser grande.



XVIII.

Decidí arruinarme la vida.
No por drogas, sexo o alcohol.
No por alguna creencia o alguna religión.
No por capricho o por amor.

Decidí arruinarme la vida.
No por desesperación o tristeza.
No por falta de riquezas.
No por ninguna tonta apuesta.
Aparentemente es porque he perdido la cabeza.

Decidí arruinarme la vida,
Y no hay nadie que me detenga.
No hay nada para seguir o algo que valga la pena.
No puedo decir que nada me gusta,
pero no quiere decir que por eso me mueva.



IXX.

Hemos sido unos desagradecidos.
No ves como lloran, no ves como se lastiman.
¿Pero es mi culpa haberme perdido?
¿Pago el precio por no ser otra hormiga?

Maldita sea, necesito un acto de violencia.
Un acto que nos quite la sonrisa y la estupidez.
Que nos haga fluir sangre por las venas.
Que no nos deje llegar a la vejez.

Somos demasiados y no muy distintos,
pues lo que tenemos en común es que estamos aburridos.
¿Qué tanto podemos compartir sin mordernos?
No debemos dar tantas vueltas para estar contentos.



XX.

(Dios está en el sexo, está en los orgasmos, está en los besos.
Dios está en el golpe, esta donde muere el universo.
Dios está en la ausencia, esta donde se divierte lo grotesco.
Dios está en el nacimiento del odio que mantiene el fuego)



XXI.

No espero que la carretera me cuide.
Paso por debajo de la niebla con precaución.
Espero llegar sin que nada me lastime.
Por eso antes de salir recito una oración.

Pero no siempre todo sale bien
por más que quieras lo mejor.
Podrás terminar atorado de cabeza hasta los pies
dentro de tu carro debajo de un camión.

Trato de no pensar en eso cada vez que salgo.
Pienso en mi familia, en mis hijos, en mi esposa.
Pienso en las cosas buenas, en las cosas que amo.
Pero lo malo pasa aun si eres buena persona.



XXIII.

Déjame en esta tierra, es mi castigo.
Déjame caminar entre tantos cretinos.
Déjame donde cada uno es mi enemigo.



XXIV.

Regálame una sonrisa llena de sangre y licor.
Regálame las plegarias, la oración del más horrible dolor.



XXV.

No hay recompensa para el que no puede ganar.
Para el cobarde que no es capaz amar.
Solo está la caída para el que dejó de intentar.
¿Pero que tanto se puede seguir cuando lo único que sabe es fallar?



XXVI.

Se encuentra en la oscuridad tosiendo.
Esperando a que llegue la calma y el sueño.
Espero nunca saber que es llegar a ser viejo.

Seré el ultimo que el vea.
El ultimo que le prometa algo.
Siempre es larga la espera
entre lo vívido y el letargo.



XXVIII.

Inevitablemente soy una perdida, un tumulto de olvidos y decaimientos.
¿Qué puedes esperar de alguien que anda medio muerto?
Inevitablemente eres tú, una conglomeración de indisponibilidades.
¿Qué puedo esperar cuando no soy mejor que algunas de tus amistades?


(El amor es el acto más grande de masoquismo)



IXXX.

Hagan mi tumba, no quiero esperar.
No tengo más nada que me ate acá.
Golpéame con fuerza en la cabeza.
Haz que mis recuerdos desaparezcan.


XXXI.

Y se va lo viejo, lo inestable, lo corroído.
Viene la expectativa, el sabor de lo desconocido.
¿Al fin vendrá la paz que tanto he pedido?
¿O vendran más terremotos y torbellinos?


1:45 a.m.


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