jueves, 10 de noviembre de 2011

(Poema de Quinta)


Estando en la séptima después de un largo rebusque donde el esfuerzo fue mucho.
Tomamos el camino que nos conduce a explayarnos allá en la tienda donde Chucho.

Estaban unos parceros que conocíamos de hace rato.
Un mechudo, una punketa y otra nena sin recato.
Ya estaban algo prendidos por el efecto de la cebada.
Nos sentamos junto a ellos a comentar la jornada.

De repente y rápidamente paso una muchacha sin ruido.
Quien iba a pensar que el bonche iba a ser tan malparido.
Se puso feliz la niña punketa,
cuando la despechada le dio a su novio en la jeta.

Y volando las botellas, se estrellaron contra el suelo.
La nena estaba emputada y causo mucho revuelo.
Sonando apropiadamente Metallica en la rockola.
Con furia insaciable y loca, ella mechoneo a la otra.


Julián: “Por un instinto natural agarre mi botella.
Y sin mirar atrás la fui protegiendo a ella”.

Mike: “Con ágil movimiento salve mi afable licor.
Me senté en una mesa cagado de risa viendo aquel jocoso show”.


Pobre viejito Don Chucho, se le acabo la paciencia.
Se enfrentó con la agresora y la expulso con vehemencia.

Ahora la Quinta quedo alterada.
El chuzo quedo vuelta una nada.
Las mesas y la rockola quedaron lavadas.
Hay vidrios rotos y birra desperdiciada.

Después de tanto alboroto volvimos a nuestro usual ocio.
Y a Don Chucho con un trapero le toco limpiar el negocio.

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