La Hora Suprema
Como amantes borrachos en una cama de cemento, como el dolor de la primera vez que te hace sentir pérdida son los demonios que mienten a los sueños, y al misterio que solo comprende mi impaciencia. Ellos esperan a que Dios muestre su rostro en la oscuridad, pero no saben que yo soy sus muertes y ellos son mi cura.
Ahora son palabras sobrias que recordamos confusas, verdades infiltradas en el aire, enfermos de la vida, sandwiches e insecticidas, manos debajo de las puertas, las sombras de lo objetos, las cortadas que ignoran su nacimiento. Ahora es cuando los presentimientos son carne y los sueños son vida.